Un factor de protección se refiere a todas aquellas características de una persona o de su entorno que mejoran su capacidad para enfrentar la adversidad o reducen la probabilidad de desarrollar un desajuste psicosocial, incluso en presencia de factores de riesgo (Masten & Powell, 2003). Algunos ejemplos incluyen la resiliencia, las redes de apoyo, el bienestar integral y la orientación a metas académicas.
Por otro lado, un factor de riesgo se define como todas aquellas características de una persona o de su entorno que aumentan la probabilidad de desarrollar un desajuste o desequilibrio psicosocial. Son obstáculos que incrementan la vulnerabilidad en el desarrollo de la persona (Acosta & Sánchez, 2009). Algunos ejemplos de factores de riesgo son el insomnio, la ansiedad, la soledad y el consumo de sustancias.
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