Cómo y cuándo empezar una conversación con una amistad que esté pasando por un mal momento

Traducido de The Jed Foundation

Si recientemente has notado algunas señales de que alguna amistad tuya pueda estar pasando por dificultades emocionales, te podrás preguntar por qué no te ha hecho saber directamente. Al final del día, tú quieres estar ahí para esa persona y ayudarle a superar lo que sea con lo que están lidiando.

Recuerda que pueden haber muchas razones por las que tu amistad pueda no ser directa contigo. Es probable que no sepan cómo hablar de lo que sienten o lo que han vivido. Puede que no quieran ser una molestia o preocupar a los demás. Pueden venir de una cultura o familia en donde los sentimientos más difíciles no se hablan abiertamente. Puede que quieran pedir ayuda pero sientan pena, vergüenza o culpa.

Como amigo o amiga, una forma de apoyar es empezar la conversación acerca de tus preocupaciones en lugar de esperar a que la persona se abra contigo.

Cómo acercarte a una amistad por la que sientes preocupación

Es importante confiar en tus instintos acerca de cómo y cuándo hablar de tus preocupaciones. Esto puede ser difícil, especialmente si nunca lo has hecho antes o si también vienes de una cultura o familia en donde hablar abiertamente no es común. Aquí hay algunas cosas que puedes hacer para que la conversación sea más cómoda para ti y tu amistad.

Intenta:

Pedirles una reunión o hacer un check in. Puedes empezar con algo así como “Siento que has estado actuando diferente. Tal vez es por todo lo que está pasando, pero sólo quería saber cómo estabas y ver si nos podíamos ver para actualizarnos”, u “Oye, te extraño. Siento que no hemos tenido la oportunidad de convivir o platicar como normalmente lo hacemos. ¿Cuándo nos vemos?”
Verse en persona o calendarizar una llamada/videollamada. Estos métodos de comunicación son preferibles a mensajes de texto porque puedes tener una mejor percepción de señales no verbales; cómo se ven o cómo reaccionan a lo que dices. Es fácil decir “estoy bien” a través de mensajes de texto.
Escoge una ubicación en donde se pueda tener una conversación en privacidad relativa. Puedes ofrecer ir por un café, convivir en alguna de sus casas, o ir a caminar. Un lugar con mucho ruido o muy concurrido no es el lugar apropiado.
Empieza la conversación desde un sentimiento de preocupación y apoyo. Por ejemplo, puedes decir algo como “Te he notado con pocos ánimos últimamente y quería que supieras que estoy aquí para ti”. Asegúrate de poder darle toda tu atención desde el inicio. Guarda el celular, haz contacto visual o ponte en una posición que le demuestre que estás completamente ahí y lista para escuchar.
Expresa lo más específico posible lo que has visto o escuchado que te haya hecho sentir preocupación. Por ejemplo, puedes decir cosas como “Me preocupó cuando dijiste…” o “Estoy preocupado porque he notado que pareces (con baja energía, triste, enojado, deprimido) las últimas veces que hemos hablado”. Tener claridad sobre lo que notas y expresando claramente que estás compartiendo tu percepción, la cual podría estar alineada o no a su realidad, es muy útil para la persona y hace más sencillo seguir observando su comportamiento a través del tiempo.

Hazle saber que no está sola. A veces, cuando estamos batallando con algo, buscamos el aislamiento o sentimos que nadie entiende por lo que estás pasando. Es importante para tu amistad saber que tienen con quién apoyarse. Esto puede ser tan simple como un mensaje normal de vez en cuando. Lo más importante es que tus acciones sigan tus palabras, es decir, no decir que vas a estar ahí para ella y luego desaparecer por largos periodos de tiempo.
Escucha de verdad. Escucha los detalles de su historia, pero también escucha las emociones específicas que están compartiendo. Los eventos, intercambios y personas que están involucradas en situaciones estresantes sí importan, pero lo más importante es su reacción emocional a los detalles. Podría resultar imposible cambiar la situación, pero sí puede ser posible ser testigo, validar o calmar sus emociones. Escuchar cómo se sienten es tan importante como escuchar los eventos específicos que mueven sus emociones.

Sé paciente. Puede que no esté lista para compartirte todo, o podrán no saber cómo articular todo por lo que están pasando. Busca sentir comodidad en el silencio si necesitan tiempo. Siempre puedes regresar a tus preocupaciones si continúas viendo cosas que te preocupan.

Intenta evitar:

Lenguaje que se sienta sentencioso o acusatorio. Por ejemplo, evita decir cosas como “De verdad siento que no estás haciendo tu parte en el trabajo”, o “No estás contribuyendo lo suficiente al proyecto”. Aunque esas cosas sean verdad, recuerda que es mejor hablar desde un sentimiento de preocupación y apoyo. Esto no significa que tengas que proteger a la persona de algo que sí tienen que saber, especialmente si está teniendo efectos negativos en ti u otras personas. En muchas ocasiones, puedes compartir tus percepciones de manera diferente. Por ejemplo, puedes decir “Noto que te distraes cuando estamos en juntas, y cuando pasa, pareces triste o preocupado”, o “Recuerdo que dijiste que querías empezar a trabajar el proyecto, pero he notado que se te complica llegar a las juntas o participando cuando sí nos juntamos”.

Incluyendo opiniones de otras personas en la conversación. Por ejemplo, evita decir cosas como “Algunos de nuestros amigos han dicho que los has estado ignorando o tratando mal”, o “Todos en el trabajo han notado que algo te está pasando”. Recuerda que es mejor quedarse con cosas específicas que tú has visto que te han preocupado.
Traer a más personas cuando se vayan a reunir. No querrás hacer a tu amistad sentirse abrumada.
Siendo combativo o defensivo. Evita interrumpir, minimizar sus preocupaciones o defender a alguien que le ha hecho daño.
Diagnosticar el problema o intentar solucionarlo por ella. No es tu responsabilidad saber todas las respuestas o dar consejos de cómo manejar la situación. Si están batallando con un asunto como depresión, adicción o duelo, puede que necesiten otro tipo de apoyo que el que puedas ofrecer como amigo.

Estos tips son un buen punto de partida, pero recuerda que tienes que tomar en cuenta la personalidad de tu amistad, su relación y la situación para hacer lo que sientas correcto. Si decides que sientes la suficiente comodidad como para empezar la conversación, todavía tienes opciones. Puedes pedir apoyo de otras amistades, compañeros de trabajo o familiares en quienes confíes.

Ya empezaste la conversación. ¿qué sigue?

Empezar la conversación es el primer paso. Si tu amistad es receptiva, puedes sugerir que busquen asistir a terapia o conectarse con grupos de apoyo u otros recursos. Si la persona está abierta a la idea, puedes apoyarles a buscar ayuda. Si tu amistad no sabe dónde empezar a buscar ayuda, pueden empezar llamando a la Línea TQueremos.

Si tu amistad corta la conversación, ignora tus preocupaciones o te dice que todo está bien cuando tú piensas que algo anda mal, es importante confiar en tus instintos. Si no sabes qué hacer, puedes ver estos tips de cómo acercarte a una amistad que no está abierta a recibir ayuda y cómo cuidarte a ti mientras cuidas a las demás personas.

Ayuda 24/7

Recuerda que puedes llamar a la línea TQueremos 800 813 9500 / 442 295 3004 que atiende las 24 horas, los 365 días del año.

¿Qué pasa cuando llamo a la Línea TQueremos?

Esta sección del Sitio TQueremos fue adaptada de The JED Foundation .

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